Chang’e es una diosa cuya belleza es insuperable. Según la leyenda, ella bajó a la Tierra para acompañar a su esposo Houyi, el guerrero divino que ayudó al mundo humano a derribar 9 de 10 soles. Antes de su partida al cielo, mientras el emperador celestial le daba a Huoyi una reverencia y algunas flechas, la emperatriz celestial le dio a Chang’e una bolsa de polvo mágico para que tragasen con el fin de regresar al cielo después de que su trabajo en la Tierra terminara.
Después de descender a la Tierra, Huoyi y Chang’e construyeron un hogar entre los humanos. Houyi luego partió para viajar hacia el este a fin de derribar los soles adicionales, dejando atrás a Chang’e. Sola en casa y limitada por la forma humana, Chang’e sufría de soledad.
Una noche, abrumada por una sensación de pérdida, Chang’e sacó el polvo mágico y se lo tragó. Inmediatamente su cuerpo se volvió ligero y ella comenzó a flotar hacia el cielo.
Tan pronto como ella regresó al cielo, Chang’e se dio cuenta de su egoísmo. Decidida a rectificar sus errores, Chang’e se embarcó en un exilio autoimpuesto para convertirse en la guardián de la luna.
En la luna, solo había un conejo blanco y un árbol de laurel. Más tarde, un peón, Wu Gang, fue exiliado a la luna por el Emperador Celestial por sus faltas: su castigo consistió en talar el árbol de laurel, el cual se curaría inmediatamente después de cada corte.
Hasta el día de hoy, los chinos todavía miran la luna en busca de la diosa Chang’e, al conejo blanco y el árbol de laurel, mientras intentan distinguir el sonido del interminable talado del árbol de laurel de Wu Gang.