Hace mucho tiempo, la moral de la gente de un pueblo se había vuelto muy mala, y los dioses iban a destruir el pueblo.
Una Bodhisattva quería salvar a la gente benevolente del pueblo, dándoles otra oportunidad de sobrevivir. Así que bajó al mundo y se convirtió en un mendigo.
Llegó a la aldea para mendigar de casa en casa, pero nadie estaba dispuesto a darle un bocado de comida.
Caminó hasta la entrada del pueblo y encontró que una anciana estaba ofreciendo incienso al Buda, así que se adelantó para suplicar. La anciana dijo avergonzadamente:
– «Tengo este tazón de arroz. Déjame darte la mitad del tazón. Dejaré esta mitad para la ofrenda del Buda».
La Bodhisattva señaló a un par de leones de piedra a la entrada del pueblo y le dijo:
– «Cuando veas que los ojos de estos leones se ponen rojos, habrá una gran inundación. Debes correr hacia la montaña, recuerda esto».
La anciana inmediatamente les dijo a los aldeanos, pero nadie le creyó. Se rieron de ella y la ridiculizaron, diciendo:
– «¿Cómo podrían los ojos del león de piedra ponerse rojos?»

Un día, unos cuantos vagabundos del pueblo quisieron burlarse de la anciana, así que tiñeron los ojos de los leones de piedra de rojo con un tinte rojo.
Cuando la anciana vio que los ojos del león de piedra estaban rojos, gritó ansiosamente a los aldeanos:
– «¡Corran! Se va a inundar».
Los aldeanos se doblaron de risa al haber engañado con éxito a la anciana. La anciana siguió gritando, pero nadie la tomó en serio y nadie la escuchó.
Viendo que todos la ignoraban, la anciana corrió sola a la montaña, y una inundación pronto sumergió a todo el pueblo.
Una acción amable le dio a la anciana la oportunidad de escuchar la advertencia de la Bodhisattva.
Cuando los aldeanos escucharon el consejo de la anciana, tuvieron malos pensamientos, la engañaron y la ridiculizaron, e incluso pintaron de rojo los ojos de los leones.
Al final, los buenos pensamientos y las buenas acciones salvan a los buenos, mientras que los malos pensamientos y malas acciones suprimen a los malos.
Una interesante moraleja para reflexionar en estos tiempos.
Traducido por Joseph Wu y editado por Helen