En el mundo moderno, la gente usa a menudo la frase «Dejemos el cuchillo del carnicero y convirtámonos en un Buda» para persuadir a la gente malvada de que deje de hacer malas acciones.
Algunos budistas, usan la misma frase para persuadir a la gente a no recurrir a palabras, hechos y pensamientos malos.
En realidad, esta frase no se refiere a los ladrones y asesinos ordinarios. Se refiere a personas que matan incontables vidas, pero no de corazón, y al final logran un resultado justo.
Hubo casos reales para probar esto y un ejemplo de ello es Milarepa, que fue un asesino cuando era joven, pero que luego se convirtió al budismo para llegar a ser un Buda consumado, a pesar de su pasado.

Desde muy joven, Milarepa fue una persona cálida y de mente abierta.
Su actitud cambió después de la muerte de su padre y cuando su tío se apoderó de las propiedades y casas de su familia.
Para empeorar las cosas, su madre amenazó con quitarse la vida, lo que presionó a Milarepa para que recurriera a un mantra malvado que mató a muchos miembros de la familia de su tío.
Maestro Ouba
Milarepa se sentía muy dolorido, triste y miserable. Luego fue con Lama Ouba a buscar las enseñanzas adecuadas. Ouba le permitió lanzar un hechizo para castigar a la gente mala con granizadas de nieve.
Mientras recogía los cadáveres de muchos pájaros y animales, se echó a llorar.
Ouba dijo: «Todas las criaturas que has matado se convertirán en los seres vivos de la tierra pura de tu futuro Buda». Ouba entonces meditó por un tiempo y en ese momento, todos estos pájaros y animales fueron resucitados.
Maestro Marpa
Milarepa finalmente conoció al Maestro Marpa.
Al principio, Marpa no le enseñaba nada, y sólo le pegaba y regañaba por el más mínimo error.
Marpa incluso dejó que Milarepa llevara rocas a la cima de la montaña para construir una casa de piedra. La misma casa fue construida, demolida y reconstruida muchas veces.
Con el tiempo, la espalda de Milarepa estuvo llena de cortes y heridas debido a la carga que tuvo que soportar. A pesar de todo esto, Milarepa seguía siendo muy respetuoso y sincero con su Maestro.
Bajo el arreglo del Maestro Marpa, el enorme karma de Milarepa de matar vidas en el pasado fue transformado a través de su arduo cultivo.
Milarepa se convirtió en una figura muy respetada en el Tíbet y también en la historia del budismo tibetano.