[su_youtube_advanced url=»https://www.youtube.com/watch?v=cvoJDM1K4nQ&feature=youtu.be» playlist=»https://www.youtube.com/playlist?list=PLjfPufu-xigbtviYpEU9IRCYuYEluiEAi» width=»740″ height=»500″ autoplay=»yes» title=»Cómo LIDIAR con PERSONAS DIFICILES en el trabajo ( EN 7 PASOS )»]
¿Qué hacer cuando día tras día tenemos que lidiar con este tipo de personas difíciles, tóxicas, agresivas en nuestro trabajo?
Primero, antes que saltemos a cualquier conclusión, de la cual podamos arrepentirnos más tarde y volver a una pelea o mal momento del pasado con este tipo de personas difíciles…
Entendamos que es lo que genera que una persona se enoje o incluso hasta se ponga hostil con nosotros o con el mundo mismo, gritando por todo.
La pregunta incómoda es, ¿ Alguna vez tu has actuado de manera similar a esa persona difícil?
Sé honesto, ¿has tenido días en los cuales todo en tu casa era un desorden y estabas en el trabajo más irritado que de costumbre aunque no hablaras con nadie?
Gandhi lo resumía muy bien en una maravillosa frase:
“La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero”
Ahora bien, porque una persona se enoja y comienza gritar.
Hay dos razones para ello:
1) Tiene miedo y perdió lo que le generaba su seguridad interna, sea mucha o poca.
2) ¡Está gritando por ayuda!
No lo parece, pero ¡está pidiendo ayuda desesperadamente! Y no sabe hacerlo levantando su mano y diciendo:
¿Me puedes ayudar por favor?
o ¿alguien por favor me puede ayudar?
Estoy seguro que te pasó lo mismo en algún momento de tu vida, tanto en lo personal como en el trabajo.
Esta situación se puede observar muy claramente cuando una persona se está ahogando en el mar y pide a gritos desesperadamente que el salvavidas venga a salvarla, pero irónicamente cuando esta llegando en su ayuda, la persona que se está ahogando, comienza a golpear a su rescatista; y por eso unas de las primeras cosas que enseñan en estas profesiones es a inmovilizar a las víctimas, porque es un patrón que ocurre habitualmente.
Así que comencemos con el primer paso para lidiar con una persona difícil tanto en el trabajo como en tu vida personal, tomando ese mismo ejemplo de la persona ahogándose y el salvavidas.
El primer paso:
1) No es personal
¿Te imaginas si el salvavidas tomara como personal los gritos de esa persona, incluso hasta con insultos?
Nadie salvaría a nadie.
Sentido común me dirás, bien, lo mismo para cuando estamos en una discusión o una conversación incómoda con esa persona difícil, no lo tomes personal, lo que diga o o deje de decir, no define nada de lo que eres o no eres, pero si se lo permites, entonces así será y te dañará.
Gandhi también decía:
“Nadie puede hacerte daño sin tu permiso. Tu felicidad depende de una persona, de ti”
2) Conmiserarse de la otra persona
Poder entender a la persona desde el dolor que está padeciendo. Cuando entendemos desde que le molesta, como se siente, que le duele y de que manera, recién entonces podemos decir que entendemos a la otra persona o que alguien nos puede entender realmente.
Eso es verdaderamente “ponerse en los zapatos de la otra persona”
El salvavidas entiende muy bien el miedo y la desesperación que está experimentando la persona que se está ahogando, por eso puede actuar en consecuencia.
Haz el simple ejercicio de preguntarte en tu trabajo, ¿qué es lo que molesta tanto a esta persona, que le duele tanto como para comportarse de este modo?
Hay una anécdota que cuenta Stephen R. Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”
El viajaba en el metro y en una parada, un padre ingresa con sus hijos, mientras el hombre se sentaba decaído en uno de los asientos, los niños corrían, gritaban e iban de un lado hacia el otro del vagón del tren molestando a todos los pasajeros, mientras el padre se quedaba mirando al suelo sin hacer nada con sus hijos.
Los pasajeros empezaron a incomodarse mucho pensando “¿Como puede ser que esta persona no haga nada?”.
Así que finalmente Stephen R. Covey le dice al padre, un poco molesto:
– ¿Porque no calma a sus hijos de una buena vez?.
Mirándolo con desesperanza el hombre le responde:
– Si, debería… venimos del hospital y su madre acaba de fallecer y no se bien que voy hacer con ellos…
Automáticamente, todas las personas que escucharon su respuesta, cambiaron su mirada hacia el padre, ofreciéndole si lo podían ayudar en algo.
Entendieron al menos, un poco de su dolor y nuestros pensamientos y acciones pueden cambiar 180 grados cuando eso ocurre.
3) “Romper el patrón”
El tercer paso, es como se denomina en psicología, romper el patrón, ósea hacer que la persona pueda cambiar su enfoque de lo que le provoca su enojo, sus gritos, sus miedos, etc.
Gorgias un antiguo filósofo Griego, decía como máxima de la retórica:
“La seriedad de un oponente debe ser desarmada con la risa y la risa con la seriedad”
4) Lo que importa es la intención, no tanto la acción
El actuar de una persona cierto día no define a esa persona como no nos define a nosotros.
Todos tenemos días malos.
Pero lo que importa es la intención que tiene la persona, que lo llevó a hacer lo que hizo, si es una persona cercana a ti y sabes que no fue su intención decir o cometer ese error, ¿realmente te va enojar tanto su error?
San Agustin decía:
“Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados«
5) No se puede controlar a todo el mundo, bueno en realidad, a nadie.
¡Esta ilusión que provoca la mayor cantidad de frustración e infelicidad en el mundo!
Si estás frustrado de seguro es porque estás queriendo controlar el actuar de otras personas, o las circunstancias externas, estás esperando esto o aquello y eso te llevará 100% seguro a sentirte frustrado, a dejar que tu felicidad y tu motivación dependan de como piensan, que dicen y como actúan las demás personas!
Así, que no esperes nada de la otra persona, ya sea alguien de tu trabajo o de tu familia, amigos, etc.
Y siempre espera más de ti mismo, como dirían los antiguos sabios chinos:
«Ser estricto con uno mismo y tolerante con los demás»
6) Saber cultivar nuestro sentido del humor (aprender a reirse de uno mismo)
Si nos cruzamos con personas en el trabajo, la familia, conocidos e incluso amigos que nos dicen cosas poco amigables o hasta agresivas, mientras tu no lo creas internamente y aprendas a reírte de lo que otros te dicen, nada podrá tocarte, ni hacerte reaccionar negativamente.
No tendrá sentido para esas personas seguir hablándote. Además si aprendes a tener un excelente y sano sentido del humor acerca de ti mismo, comprenderás que las personas que saben reírse de si mismas, es porque antes aprendieron a tener una sana seguridad y autoestima.
7) El que avisa no traiciona (y tampoco se preocupa)
Como te decía, no puedes controlar como actúan otras personas, no debes guardar expectativas de los demás pero si puedes dejar la «puerta abierta» como una invitación a esas personas con las que en el pasado te fue muy difícil lidiar.
Puedes darle la oportunidad preguntándole a esa persona:
– Hey, ¿Estas bien?, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?
Mira, todos pasamos por dificultades en la vida, no se si ahora estas pasando por un mal momento, estoy seguro que tu intención como la mía es siempre buena, no hemos logrado comunicarnos bien hasta ahora y creo que podríamos hacerlo mejor… -¿crees que podríamos hablar en mejores términos?
Te va sorprender la respuesta que vas a obtener de personas con las que pensabas que te era imposible lidiar.
Pero Nacho – ¿Qué pasa si la persona sigue igual o aún peor, lo toma como ofensa ó se agranda y se comporta altanera…?
¡Que bueno! A esto me refiero con que ¡El que avisa no traiciona!
Tu abriste la puerta y si esa persona no quiere pasar, ya es su problema y no tiene nada que ver contigo ni tienes necesidad de pensar en esa persona, y saber que si no esperas nada de otros, mucho menos esperas de este tipo de personas.
Y lo más importante, tu no terminas enganchandote en una disputa, ni convirtiéndote en una persona igual de difícil de lidiar ó tóxica, al contrario, al no cerrar la puerta das a otros el beneficio de la duda y la oportunidad de mejorar a personas que sólo han tenido un mal día, sin condenar a nadie, ni condenándote a ti mismo, ni sintiéndote culpable por como se comportan ciertas personas, ya sea en tu trabajo o en tu familia o entre tus amigos.
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