Por Michael Segarty
Existen muchos aspectos místicos e incluso mágicos de los antiguos matemáticos chinos. Se han transmitido anécdotas mágicas, pero debido a diversos factores, muchos de los conceptos científicos asociados a ellos se han perdido, olvidado o ya no son comprendidos por la gente de hoy.
Sin embargo, aún quedan registros esporádicos y legendarios de la historia en los que se puede indagar y explorar.
Historias legendarias de antiguos matemáticos chinos
En los anales de los Tres Reinos, Zhao Da, un maestro matemático, fue venerado como una deidad por el pueblo tras su muerte y figuraba como uno de los 60 taoístas considerados dioses.

Durante su vida, Zhao Da estudió y aplicó el diagrama de los Nueve Palacios y la Técnica Aritmética Uno. Con esta técnica legendaria , era capaz de responder inmediatamente a cualquier situación y contestar a las preguntas de forma espontánea.
Aunque nunca transmitió sus escrituras y sabiduría a ningún discípulo, sus conocimientos eran extremadamente precisos.
Por ejemplo, era capaz de calcular el tiempo y el número de las langostas migratorias, y podía deducir incluso cosas ocultas.
En una ocasión, alguien le puso deliberadamente las cosas difíciles y le interrogó:
«Las langostas migratorias vuelan, no puedes contarlas. ¿Quién sabe si lo que has dicho es cierto o no? Seguramente es una tontería y una muestra de tu arrogancia».
Zhao Da no discutió. Se limitó a decir al hombre que cogiera unas judías pequeñas y propuso que vieran quién podía contarlas y dar con el número exacto.
Testigos e incluso impugnadores verificaron sus resultados
Entonces, alguien colocó un puñado de frijoles pequeños sobre la mesa y se puso en marcha el cronómetro. El aspirante utilizó un palillo para contar los frijoles uno por uno.
Por su parte, Zhao Da cerró los ojos, se puso a meditar y enseguida obtuvo la respuesta. El otro hombre siguió contando y, al terminar, el número era exactamente el mismo que había dado Zhao Da. Todos quedaron asombrados y convencidos.
En otra ocasión, Zhao Da pasó por casa de un viejo amigo y fue invitado a visitarlo. Por supuesto, el viejo amigo estaba muy contento de ser el anfitrión, así que preparó un banquete familiar para Zhao Da, y comieron alegremente.
Cuando la comida estaba a punto de terminar, y sólo por cortesía, el viejo amigo le dijo a Zhao Da:
«Oh, tu visita es repentina, no queda mucho vino y no hay buenos platos. No sé si podré conseguir más. ¿Y si seguimos charlando?».
Tras oír lo que dijo su amigo, Zhao Da cogió los palillos y los colocó en posición entrecruzada durante un rato.
Zhao Da dijo entonces a su amigo:
«No hay problema. Hay una urna de vino fino de más de cien jin bajo la pared Este de tu casa. También hay tres jin de carne de venado junto a ella.
¿Por qué dices que no hay? Sigamos bebiendo unos cuantos tazones y comamos también unos cuantos jin de venado».

En ese momento, habían otros invitados al banquete que ya sabían que el anfitrión tenía todos esos buenos vinos y carnes, así que comprobaron sus resultados:
«Oh, tienes razón, tienes razón de verdad»
En ese momento, el anfitrión no pudo negarlo y dijo tímidamente:
«Realmente no esperaba que fueras tan bueno en adivinación, e incluso la cantidad que has mencionado es tan exacta.
Sólo te estaba poniendo a prueba. Bebamos unos cuantos cuencos más».
Todos, impresionados por su habilidad
Después de enterarse de la capacidad mágica de Zhao Da, aún a pesar de todos los datos precisos que develaba, la gente seguía sin estar convencida.
Sucedió que cierta persona tenía un gran almacén, por lo que ordenó a alguien que falsificara un documento de inventario de este negocio, la idea era adulterar lo que contenía, diciendo datos falsos de los artículos que habían en stock.
Luego ordenó que sellaran el almacén y puso a prueba a Zhao Da. Le pidió que le dijera cuántos artículos había en el almacén.
Zhao Da fue al lugar y dijo:
«Este almacén está vacío».
Tras oír esto, la gente del lugar admiró la habilidad de Zhao Da.
La gente quería ser discípulos de Zhao Da
Zhao Da era tan brillante que mucha gente quería tomarlo como maestro. Querían aprender de la Técnica de los Nueve Palacios y la Aritmética Uno.
Sin embargo, en la antigua China, aquellos que tenían verdaderas habilidades generalmente no las transmitían fácilmente. Zhao Da no era una excepción.
Reputados eruditos confucianos de la época incluso rebajaron su estatus e intentaron estudiar la habilidad de Zhao Da, pero éste se negó a enseñarles.
Zhao Da también ofendió a Sun Quan, quien se convirtió en el emperador Da de Wu, fundador de la dinastía oriental Wu.
Al principio, cuando Sun Quan salía a combatir, le pedía a Zhao Da que hiciera un cálculo sobre el resultado de la batalla. Durante varias batallas, las adivinaciones de Zhao Da fueron todas exactas.
Sun Quan sintió curiosidad y preguntó a Zhao Da por el secreto, pero éste se negó a decírselo. Tras preguntar varias veces y no recibir respuesta, Zhao Da fue ignorado por Sun Quan. Y como resultado no lo ascendieron ni le subieron el sueldo.
Tras la muerte de Zhao Da, Sun Quan desenterró su tumba y aún así no pudo encontrar el libro secreto de Nueve Palacios y la Técnica Aritmética Uno, por lo que la habilidad aritmética de Zhao Da se perdió.
Aunque en la superfie esta pérdida de conocimiento puede parecer una pena, seguramente es obra de la voluntad divina.