Por Troy Oakes
Sabemos que los animales como los caballos, elefantes, gatos, perros, monos e incluso rinocerontes han sido usados en las guerras antiguas y moderna. ¿Pero quién hubiera imaginado que los cerdos (cerdos de guerra) fueron utilizados como armas de guerra en la antigüedad?
Durante el periodo de la antigua roma, las legiones romanas lucharon contra los elefantes de guerra de Pirro. Si bien los elefantes son conocidos por ser criaturas pacíficas y majestuosas, en la antigüedad su gran tamaño y poder se utilizó con resultados devastadores. Sin embargo, los romanos encontraron el arma ideal contra los elefantes de guerra… los cerdos.
Cerdos de guerra
Los cerdos de guerra, como se los llamaba, se usaban como una contramedida contra los elefantes de guerra; Resulta ser que, a pesar de su gran tamaño y poder, los elefantes se asustaban por el chillido de un pequeño cerdo.

Según algunas historias, las legiones romanas o soltaban a los cerdos entre los elefantes o los colgaban de las paredes de una ciudad sitiada.
La idea era hacer que los cerdos corrieran descontroladamente entre las filas de los enemigos, lo que causaría cierto nivel de confusión, o al colgar un cerdo de las murallas, naturalmente chillaría, lo que irritaría a los elefantes hasta el punto de que se retirarían.
Cerdos vs Elefantes
En quizás la historia más bizarra del asedio de Megara, durante las guerras de los Diadochi en el siglo IV, se narra como los megarianos rociaron algunos cerdos con aceite combustible, prendiéndoles fuego y luego los dirigieron hacia los aparentemente indestructibles elefantes de guerra.
Resultó que los elefantes huyeron despavoridos de los cerdos chillones y en llamas, provocando una estampida que aplastó y mato a muchos de sus propios soldados.
A pesar de estar altamente entrenados, los elefantes no eran iguales al humilde cerdo – su chillido era simplemente demasiado aterrador. Para encontrar una solución a esta nueva contramedida, los entrenadores de elefantes idearon su propia medida contra la contramedida.
Los entrenadores comenzaron a criar a sus pequeños elefantes con cerditos con la esperanza de que las generaciones futuras no tuvieran miedo de ellos.
Usar cerdos para la guerra tampoco era la solución definitiva. Tenían un alcance relativamente corto antes de que las llamas los consumieran.
Otro problema era que una vez que el cerdo era prendido fuego, era difícil garantizar a dónde irían; había tantas posibilidades de que el cerdo corriera a través de las fuerzas aliadas como que lo hiciera a través de las fuerzas enemigas, provocando incendios y caos en ambos bandos.