Es difícil juzgar realmente el carácter de una persona, pero ciertas situaciones, pueden mostrar el corazón de un ser más claramente. Aquí enumeramos algunas de ellas:
¿Cómo reacciona cuando se enfrentan con el interés propio?
Frente a una oportunidad de beneficio personal, una persona puede ponerse una máscara de «bondad» para manipular a los demás y obtener lo que desea e incluso en pequeños detalles como no formarse en una fila o sacar provecho ante cualquier oportunidad.
¿Pero cómo se puede confiar en una persona que no está guiada por su conciencia, corazón o moralidad? Por otro lado una persona que se guía por sus principios sólidamente pese a estar en «desventaja» es una persona confiable, digna de respeto y de buen corazón.
¿Cómo trata a los demás?
Una persona de buen carácter, naturalmente desde su corazón, trata bien a todos sin importar su edad, raza, si son ricos o pobres, joven o adulto.
Una persona de carácter pobre, sin embargo tiende a halagar a aquellos que cree son «superiores» a ellos y faltan al respeto a los que consideran que no lo son.
Además, una persona noble se mantendrá firme en su integridad ante la irracionalidad, la lucha por el poder o la arrogancia.

¿Cómo trata a su familia?
Es fácil faltar al respeto o perder los estribos con los miembros de la familia, especialmente con tus padres o hijos. Una persona que siempre puede mantener la calma y la alegría hacia los miembros de su familia es admirable.
En la cultura asiática, la virtud de la piedad filial es reverenciada; existe la creencia de que siempre se debe ser cortés y respetuoso, sin importar cuán difíciles puedan ser las relaciones familiares.
La importancia radica en hablarse con respeto, en ser humildes y atentos con la familia. Si se trata mal a la familia que se puede esperar hacia el trato de quién no lo es.
¿Cómo cumple una promesa?
Cómo una persona honra una promesa puede decir mucho sobre su carácter y personalidad.
Una persona de buen carácter es confiable y nunca romperá una promesa sin una muy pero muy buena razón.
Traducido por Jean Chen. Editado por Emikoo Kingswell