Gozar de buena salud es la combinación de buenos hábitos sumado a nuestra herencia genética.
Necesitamos mucha determinación para conseguir y mantener esos hábitos, por más difícil que parezcan.
Poseer buena salud es beneficioso para nuestra vida de muchas maneras, incluido el destino.
Las finanzas, el rendimiento en el trabajo, y el paso por las relaciones con la familia y los amigos son una clave de ello.
La mayoría de nosotros tenemos incorporado que debemos comer más frutas y verduras, alejarnos de los alimentos procesados, beber mucha agua, hacer ejercicio y dormir bien.
Sin embargo también hay cosas de las que se habla menos y pueden ser igual de importantes, aunque a primera vista podrías no haberlas relacionado con la buena salud.
Ser disciplinado
Seguir las recomendaciones de comer sano, hacer ejercicio y beber mucha agua requiere autodisciplina.
Saber lo que hay que hacer y hacerlo, realmente son dos cosas diferentes.
La autodisciplina puede marcar la diferencia entre progresar en nuestros objetivos o quedarnos en el intento.
Para poner en marcha esos objetivos, me parece que planificar con antelación y seguir una rutina programada puede mantenernos en el camino de los hábitos saludables.
Por ejemplo, ir a la tienda dos veces por semana y preparar comidas saludables con anticipación puede ayudar a asegurarte que no estás comiendo cosas de las que luego te arrepentirás.
Por supuesto, esto requiere estructura y disciplina, pero como todo, se vuelve más fácil cuanto más lo haces.
Estudios demuestran que el periodo necesario para que un nuevo hábito se forme promedia entre los 66 días, aún así varía mucho de un individuo a otro.
Entonces, de esta manera en dos o tres meses, la mayoría de las personas habrán creado un ritmo con su nueva rutina.
Por supuesto, la vida nos da a veces un golpe de timón.
No dejes que te desvíe del camino ni te sientas demasiado culpable cuando te equivoques.
En la próxima oportunidad brinda lo mejor que tengas y haz lo que debes hacer.
Cuida tus pensamientos: Eres lo que piensas
«Los pensamientos son más importantes de lo que creemos».
Si no tenemos cuidado, pueden llevarnos por el camino de la mala salud.
«Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino». Ralph Waldo Emerson
Es fácil dejarse llevar por pensamientos espontáneos, aunque no sean buenos para ti.
Lo mejor es no aceptar todos los pensamientos que te vienen a la mente.
Si tus pensamientos no se alinean con lo que quieres hacer y con lo que quieres ser, debes sustituirlos por pensamientos positivos y beneficiosos para ti.
La comunidad médica y científica reconocen que los pensamientos afectan a tu salud.
Los pensamientos negativos debilitan tu sistema inmunológico y provocan un aumento de los niveles de dolor, presión arterial elevada, sueño deficiente y mucho más.
Cuando notes pensamientos que interfieren con tu camino deseado, pregúntate si estos pensamientos te están perjudicando o ayudando.
Si son perjudiciales, haz un esfuerzo consciente para cambiarlos.
Sé amable: No cuesta nada
Estudios demuestran que quienes son amables y piensan en los demás antes que en sí mismos son más sanos y felices que quienes tienen inclinaciones más egoístas.
Se demostró que los actos de bondad al azar aumentan los niveles de hormonas como la oxitocina y la serotonina y mejoran todo estado, esto incluye la presión arterial, la depresión y la salud del corazón.
Pocas cosas pueden traerte más felicidad que hacer que otras personas se sientan mejor.
La amabilidad se puede enseñar y es contagiosa. Los actos de bondad al azar, como por ejemplo dejar pasar antes a quien estaba formado después de ti en la fila de la tienda, pueden alegrar el día de otra persona, y quizás incluso inspirar a alguien a repetirlo.
Mantenerse activo en cuerpo y mente
Mantenerse físicamente activo es importante, pero a menudo olvidamos que eso incluye también la aptitud mental.
La aptitud mental es realmente muy sencilla. Leer un buen libro, hacer crucigramas o memorizar números de teléfono en lugar de depender de la tecnología puede fortalecer el cerebro y mantenerlo agudo hasta una edad avanzada.
Se ha demostrado que aprender a tocar un nuevo instrumento o idioma aumenta las conexiones neuronales del cerebro y mejora su salud.
El ejercicio físico no tiene por qué hacerse en el gimnasio.
Algo tan sencillo como dar un paseo a paso ligero por la colonia, hacer yoga o hacer la rutina de la casa puede proporcionar la actividad diaria que el cuerpo necesita.
Un proyecto como plantar y cuidar un pequeño jardín no sólo te hará levantarte del sofá, sino que también te proporcionará alimentos nutritivos y de bajo costo con los cuales sentirse bien.
Aprender una nueva habilidad, como la carpintería o el tenis, puede proporcionar un entrenamiento tanto mental como físico.
Cultivar las relaciones
Todos mis pacientes ancianos más sanos tienen algo en común: se relacionan regularmente con sus amigos y familiares.
Antes no habría relacionado esto con la buena salud. Pero después de años de observación, entiendo lo importante que es.
La Asociación Americana de Psicología (APA) señala que las relaciones de calidad influyen en muchos aspectos de la salud física y mental, como una mejor función inmunitaria, una mejor salud cardiovascular, menos depresión y una disminución de los casos de cáncer.
Desconéctate de la tecnología de vez en cuando
La tecnología tiene sus ventajas. Nos mantiene conectados y nos pone un sinfín de información a nuestro alcance.
Sin embargo demasiado tiempo de tecnología puede no ser tan bueno.
Pareciera que en estos tiempos necesitamos una estimulación mental constante.
Aún así no conocemos los efectos a largo plazo de nuestra obsesión por la tecnología, ante esto muchos expertos están muy preocupados, sobre todo por el desarrollo del cerebro de los niños.
La cantidad desmesurada de tiempo que pasamos frente a las pantallas ha impulsado a la aparición de centros de tratamiento de la adicción a la tecnología en algunos países.
Aunque la tecnología tiene sus beneficios, debe usarse con moderación y discreción, sin que llegue a dominar y controlar tu vida, y provoque un impacto negativo en tu salud.
Descansa bien por la noche
El sueño es vital para tu bienestar.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades afirman que el adulto medio necesita entre 7 y 9 horas de sueño por noche, y señalan que 1 de cada 3 adultos no duerme la cantidad que necesita.
La falta de sueño afecta a la salud de diversas maneras, provocando consecuencias como depresión, irritabilidad, desequilibrios hormonales, aumento de peso, deterioro de la función inmunitaria, diabetes y enfermedades cardíacas, por nombrar sólo algunas.
Es importante desarrollar una buena rutina de sueño.
Esto significa hacer cosas como acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, no utilizar la tecnología durante al menos 30 minutos antes de acostarse, hacer algo relajante como tomar un baño caliente o una taza de té de manzanilla, y dejar de lado las preocupaciones.
Cuando descansas bien, le das a tu cuerpo y a tu mente la oportunidad de equilibrarse y curarse.
De esta manera te despertaras sintiéndote renovado, con la energía mental y física necesaria para afrontar el nuevo día y dar lo mejor de ti.