2 historias clásicas de bondad

Los actos de bondad inesperados pueden afectar profundamente a quienes nos rodean. Aquí hay dos historias sobre personas que se sintieron conmovidas por la bondad de los demás.

El corazón de una niña

Una mujer soltera se mudó a un nuevo apartamento; descubrió que sus vecinos de al lado eran una familia pobre compuesta por una viuda que criaba sola a sus dos hijos pequeños. Una noche, el área tuvo un corte de energía. La mujer encendió una vela por la noche.

En ese momento alguien llamó a su puerta, era uno de los niños de al lado. La niña la saludó nerviosamente y le preguntó:

– «¿Tiene velas?»

La mujer pensó: “¿Son tan pobres que ni siquiera tienen velas? ¡No debo prestarles nada, de lo contrario vendrán a mí por cualquier cosa!» y respondió:

– «¡No!» en voz alta y se preparó para cerrar la puerta.

La mujer pensó que sus vecinos eran tan pobres que no tenían velas. (Photo 29976805 / Poverty Candle © Thomas Dutour | Dreamstime.com)

Al escuchar su respuesta, la niña le sonrió y dijo:

– «¡Sabía que no tenía ninguna!», mientras sacaba dos velas

– “Mi mamá y yo estábamos preocupadas porque vive sola y queríamos asegurarnos de que estaba bien. Pensamos que no tendría velas, así que le traje dos de las nuestras».

La mujer estaba conmocionada, avergonzada y conmovida al mismo tiempo. Abrazó a la niña con fuerza mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

La estancia de una pareja de ancianos en un motel

En las últimas horas de una noche de primavera, una pareja de ancianos entró en un motel en búsqueda de una habitación para pasar la noche. Desafortunadamente, el lugar estaba completamente ocupado.

La recepcionista no podía soportar pensar en la pareja de ancianos deambulando, buscando una vacante, a una hora tan tardía. Los condujo a una habitación y les dijo:

– «La habitación puede no ser la mejor, pero al menos tienen un lugar para pasar la noche».

El esposo miró la habitación ordenada y aceptó felizmente quedarse en ella.

Al día siguiente, la pareja se registró en la recepción y pidió la factura. El recepcionista se negó.

– “No hay necesidad de pagar. La habitación en la que se quedaron anoche es mi habitación. ¡Que tengan un buen viaje!»

El recepcionista les dejó ocupar su habitación y él se quedó toda la noche despierto en la recepción.

El recepcionista les dejó ocupar su propia habitación y él mismo se quedó despierto en la recepción esa noche. (Photo 135268613 / Hotel © Dragonimages | Dreamstime.com)

El anciano se emocionó y respondió con dulzura:

– “Eres el mejor miembro del personal de administración de alojamiento que he conocido. ¡Serás recompensado muchacho!»

El recepcionista sonrió. Los acompañó hasta la puerta, los despidió y posteriormente no pensó mucho en el encuentro.

Un día, recibió una carta que contenía un boleto de avión de ida a Nueva York. Siguió las instrucciones de la carta y llegó a un gran edificio. La pareja a la que ayudó esa noche eran un multimillonario y su esposa.

Debido al recepcionista, el hombre rico decidió comprar un gran hotel y le envió la carta porque confiaba en que el recepcionista lo manejaría bien.

Esta es la historia legendaria del famoso Hotel Hilton y de su primer gerente.

Traducido por Cecilia y editado por Helen

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